1.- Mezcla la mantequilla con el azúcar y la vainilla, hasta que tengas una pasta suave y homogénea.

2.- Agrega el huevo y la pizca de sal, y une hasta que todos los ingredientes se integren perfectamente.

3.- Por último, añade la harina tamizada y mezcla hasta obtener una masa blanda ligeramente grasa, pero fácil de manejar.

4.- Estira la masa entre dos papeles de horno con un grosor de unos 6 mm.

5.- Para utilizar unos rodillos grabados como los que yo usé, no tienes más que pasarlos por encima de la masa una vez estirada, presionando ligeramente, pero con la fuerza suficiente para que el dibujo quede bien marcado. A lo mejor la primera vez necesitas volver a amasar y estirar la masa, pero no desesperes porque el resultado es muy bonito.

6.- Una vez pasados los rodillos decorados corta porciones de masa con un cortador de la forma y tamaño deseado. Coloca las galletas sobre una bandeja de horno.

7.- Refrigera las galletas durante al menos media hora, o algo más, para que la masa de endurezca. Lo mejor es dejarlas de un día para otro.

8.- Calienta el horno a 175 ºC.

9.- Hornea durante unos 10-12 minutos, depende del horno y grosor de las galletas. Estarán listas en cuanto veas que el borde se ha dorado.

10.- Saca la bandeja del horno, deja reposar las galletas sobre ella durante cinco minutos, y luego espera a que se enfríen totalmente sobre una rejilla.

11.- Para hacer la masa de chocolate sigue el mismo proceso que para la masa de vainilla. Añade el cacao en polvo junto a la harina, tamizados ambos.

12.- Puedes combinar ambas masas antes de hornear las galletas, colocando una sobre la otra y presionando ligeramente para pegar, o bien después, pegando una galleta sobre la otra con glasa, chocolate…